Erase una vez 2 hermanos que tenían una lora en casa, era muy enojada y vivía como ama y señora en una especie de pódium, era muy enojada e intentaba picar a todo el que se le acercaba.
De vez en cuando a la lora le gustaba bajarse de su pódium e ir a caminar por el patio, en una de esas aventuras salió y sus dueños no se dieron cuenta, subió a un árbol muy frondoso y paso todo el día y la noche ahí; al día siguiente sus dueños la encontraron en el suelo sin levantarse, ellos intentaron subirla al pódium, pero la lora se caía irremediablemente al suelo y durante todo el día no quiso comer.
Los hermanos especulaban sobre la extraña enfermedad de la lora, la hermana decía que la había picado un animal venenoso y que la ponzoña le estaba atrofiando los músculos, el hermano decía que probablemente era ya por su avanzada edad y que el fin estaba cerca, lo único seguro era que ninguno de los dos sabia de veterinaria y ninguno sabía a ciencia cierta qué era lo que le pasaba al pobre animal.
Pasaron 2 días y la lora comenzó a comer nuevamente y a cantar más de lo normal, pero sin moverse, aun así a la hermana no se le quitaba de la mente la idea de que la lora estaba envenenada y sentía miedo de que fuera algo contagioso o peligroso para las personas y el hermano no le ponía mayor cuidado y proponía que le quitaran el sufrimiento al animal matándolo como una gallina, pero la lora no parecía sufrir, sus ojos irradiaban esperanza y felicidad y estaba menos enojada, incluso parecía mas amable que enojada.
Al pasar de algunos días la herma busco auxilio con algunos parientes que le aconsejaron terminar con la vida del animal e incluso ofrecieron su ayuda para hacerlo, pero los hermanos no estaban seguros de la idea ya que al contrario de parecer triste, la lora parecía mas feliz.
La hermana tomo a la lora entre sus manos y de pronto la lora comenzó a gritar desesperadamente, cuando la chica se percato de eso comenzó a inspeccionar cuidadosamente a la lora y se dio cuenta que gritaba cuando la pata del animal era flexionada, en realidad no existía ningún veneno, en realidad la lora se había quebrado la pata y al percatarse de eso los hermanos pusieron a la lora en el patio y vivió ahí feliz y arrastrándose por el suelo hasta que se recupero y logro pararse nuevamente.
Esta historia me gusta mucho y quería compartirla con ustedes debido a la importancia de la actitud positiva, aun cuando la lora estaba sufriendo siempre dio su mejor cara ante la adversidad y se miraba tan contenta y tan bien que incluso mejoro su aptitud, si hubiera estado lamentándose y mostrado decaimiento hubiéramos elegido la eutanasia como una opción para terminar con el dolor de la lora, tomando en cuenta que no nos podía decir “amigos que quebré la pata; después de un tiempo estaré bien”, sin tener mayor información sobre el asunto solo podíamos especular, pero en una situación tan incierta lo único seguro es que la lora quería seguir viviendo y lo demostraba con sus ojos llenos de esperanza.
No hay mejor aptitud que pensar que al mal tiempo buena cara y que no existe mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista o pensar que mañana será un nuevo día y todo puede estar mejor, pero si con las adversidades de la vida en lugar de dar nuestro mejor esfuerzo solo mostramos decaimiento Dios o la muerte o el destino o como quieran llamarlo decidirá ayudarnos con nuestro sufrimiento terrenal y mejor quitarnos la vida para que no sigamos sufriendo, estoy seguro que esto ocurre con las personas que tienen algunas enfermedades terminal, entre mejor aptitud muestren ante la vida, mas vida podrán tener para seguir brindando lo mejor de sí.
Muchos estudios demuestran que las personas con aptitud positiva soportan por más tiempo las enfermedades e incluso se curan de algunas enfermedades terminales, es una formula fácil, la felicidad y el amor son la respuesta y la solución para todo.
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