Hoy leí este editorial buenísimo, no podía dejar pasarlo y decidí ponerlo en mi blog, muy muy bueno, porque no se debe de actuar solamente, se debe de actuar con inteligencia para obtener los frutos esperados.(creo que en el salvador ocurre lo mismo, tristemente creo que así es)
Carlos Alberto Montaner
Muchos jóvenes españoles se sienten indignados. Sufren un altísimo nivel de desempleo y unos cuantos millares se han lanzado a las calles a protestar. Algunos piden una huelga general. Curioso remedio. Algo así como cortarse la pierna para aliviar el dolor de un juanete.
Los indignados estiman que les han fallado la sociedad y el Estado. Casi no hay puestos de trabajo y los que hay suelen estar mal remunerados. ¿Por qué? Solo tenemos una respuesta razonable: porque no existen suficientes empresas exitosas que generen beneficios, inviertan y creen empleo. Si existieran, y si esas empresas fueran avanzadas y competitivas, tendrían que pagar salarios altos para conservar a sus trabajadores. Eso es lo que sucede, por ejemplo, en Alemania, Suiza o Dinamarca. En esos países no pagan mucho porque las leyes así lo indican, sino porque producen lo suficiente para poder pagar mucho.
Los jóvenes españoles (y los griegos, y los portugueses) han identificado bien el síntoma, pero se equivocan en la solución. Si entendieran realmente el origen de sus quebrantos estarían pidiendo medidas que favorecieran la acumulación de capital, las transferencias tecnológicas, la apertura y flexibilización del mercado, la reducción de la carga social que afecta al empleador y lo disuade de contratar nuevos trabajadores, la reducción de la carga fiscal y una mejor formación académica para que el sistema educativo sea capaz de fomentar el capital humano adecuado.
Si comprendieran cómo aliviar sus penas estarían estimulando una atmósfera en la que germinen los ciudadanos emprendedores, pidiéndole al Estado y a las Cámaras de Comercio y de Industrias facilidades para crear empresas. Si los jóvenes indignados fueran capaces de pedirle al gobierno las medidas que se requieren para superar la crítica situación económica y mejorar el clima laboral, le insistirían en que reduzca el gasto público para que los intereses de la deuda no devoren los recursos fiscales y se pueda emplear ese dinero en crear infraestructuras necesarias para el conjunto de la población.
Carece de sentido exigir u ofrecer un puesto de trabajo como si fuera un derecho. Esas son chácharas demagógicas de los políticos en períodos electorales. Tampoco es razonable pedir a gritos y con amenazas que otros se esfuercen y arriesguen su patrimonio para crear empresas con el objeto de darles trabajo a quienes desprecian a los empresarios. El debate debe centrarse en el tema esencial: ¿por qué España y otras naciones del sur de Europa no han sido capaces de crear un tejido empresarial variado y poderoso? Los grandes países del planeta se caracterizan por haber logrado desarrollar un denso y competitivo aparato productivo: ¿por qué Portugal, España, Grecia (y toda América Latina) no han logrado algo parecido a lo que observamos en las naciones escandinavas, Austria, Alemania, Holanda, Israel?
Desgraciadamente, no es este enfoque el que vemos entre los "indignados". Suelen creer que el problema es por los excesos negativos del capitalismo y no por lo que realmente sucede: la debilidad tradicional del capitalismo empresarial en ciertas zonas del mundo como consecuencia, probablemente, de comportamientos negativos arraigados en la cultura. Sería útil que quienes protestan en las calles y plazas españolas dirijan su indignación al sitio adecuado. Me temo que no lo harán.
El País Digital
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