¿es temporal el arte? Recuerdo que en el primer año de la universidad se nos impartió una clase sobre la diferencia entre el arte y el diseño en la que trataban de ubicarnos en la carrera a la que estábamos ingresando y una de las mayores diferencias entre el arte y el diseño es el tiempo ya que algunas veces se puede diseñar un anuncio para una promoción en especial que se utilizara mientras dure dicha promoción, al cumplirse la misión de informar y vender el diseño deja de ser utilizado y se utiliza nuevos diseños en base a las necesidades de la empresa, a veces incluso los logos y las marcas se van actualizando atreves del tiempo, pero el arte… el arte es atemporal, a quien se le ocurría cambiarle el peinado o las vestiduras a la Gioconda o buscar una mesa más moderna para la ultima cena o cambiarle los colores al cuadro del grito o destruir el mural de la catedral de San Salvador…
Espero que comprendan que el arte nacional es tan importante como cualquier otra obra que se exhibe en museos internacionales, es más, para los salvadoreños el arte nacional debería ser aun más importante porque está ligado con nuestra cultura, con cuestiones que solo un salvadoreño entendería totalmente, por eso al manifestarnos a favor de Fernando Llort y la reconstrucción de el mural de la catedral no solo estamos a favor de una persona, de un artista, estamos velando por que se respete y proteja el arte en general, si queremos que se desarrolle mas el arte nacional debemos que apoyarlo en todo sentido a los nuevos artistas, a los viejos artistas a todos…
Les dejo un editorial que me inspiro a escribir de JUAN VALIENTE*, QUE LO DISFRUTEN J
¡Un 2012 sin Fernando Llort!
POR JUAN VALIENTE*
Martes, 3 de Enero de 2012
Todavía me cuesta creerlo. Como salvadoreño y como católico me siento indignado y desencantado con los líderes de la Iglesia. Como quien hace cosas indebidas actuaron los contratistas del Arzobispado, esperando el momento de menos actividad en el año, ya cerca del 31 de diciembre, para destruir la fachada emblemática de nuestra catedral. Y digo nuestra, porque pertenecía a todos los salvadoreños.
No puedo confirmar que la mayoría de feligreses haya estado de acuerdo con semejante acción, como lo sugirió un sacerdote, pero sí puedo estar seguro que para la mayoría de los salvadoreños las acciones autorizadas por los líderes de la Arquidiócesis han sido nefastas. Me cuesta creer que los líderes católicos puedan ser tan insensibles a los intereses y deseos de sus conciudadanos.
Pareciera que la próxima vez que una de las pocas pinturas que poseo comience a descascararse debo proceder a destruirla. El procedimiento autorizado por la curia es el de raspar toda la lona hasta dejarla sin nada para poder pintar de nuevo. No importa que la obra fuera de Roberto Huezo, de Claude Monet, de Fernando Llort o de Salvador Dalí. El arte se desecha y la historia se pierde.
En 1997 Fernando Llort y su equipo de trabajo terminaron la construcción del mural: "La armonía de mi pueblo", obra de cerca de tres mil mosaicos, dedicada a Monseñor Oscar Arnulfo Romero y que adornaba la fachada de la catedral metropolitana. No sé si violaron o no la Ley Especial de Protección del Patrimonio Cultural, pero ciertamente destruyeron una obra que ya no le pertenecía sólo a la Iglesia Católica, sino que a todos los salvadoreños. Era nuestro mural.
Hasta el mismo sitio web oficial de la Catedral lo dice: "En el exterior de la Catedral, la fachada adquiere una importancia muy significativa. Se ha pretendido unir elementos propios de la cultura occidental con otros de raíces indigenistas, representando en esa armonía integradora la realidad cultural del pueblo salvadoreño. (…) Corno elemento de contraste, que sin duda aporta una personalidad específica a esta Catedral, se puede apreciar un gran mural realizado en cerámica por Femando Llort y su taller "El Árbol de Dios", que constituyen la referencia más significativa del arte salvadoreño actual. En el mural de cerámica está representado alegóricamente el pueblo de Dios, el nuevo hombre y la nueva mujer con los instrumentos que utilizan para su trabajo, los ángeles guardianes, la paloma, símbolo de la paz, y, coronándolo todo, una representación de la Última Cena y el símbolo de Dios".
Como hace constar la Secretaría de Cultura, "el pasado 23 de agosto de 2011, la Dra. Astrid Bahamond, Directora Nacional de Artes de SECULTURA, oficializó en una carta enviada a la Fiscalía General de la República el trabajo de Fernando Llort como relevante e importante, pues sus trabajos desde la producción artesanal expansiva donde combina lo ancestral con lo precolombino con la iconografía cristiana, tal y como lo reflejaba su mural en el frontis de la Catedral Metropolitana hace referencia a nuestra historia social y cultural." El mural de la fachada era parte de nuestro patrimonio cultural.
¿Qué hubiera pasado con los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina si a algún Papa se le hubiera ocurrido que para darles mantenimiento era mejor destruirlos? Me entristece el actuar de Monseñor Escobar Alas y, aunque la familia Llort perdonara sus acciones, no creo que tenga alternativa más que pagar por reconstruir ese bello testimonio que fue destruido. La Iglesia Católica acaba de adquirir una nueva deuda con el pueblo salvadoreño.
*Columnista de El Diario de Hoy.
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