viernes, 5 de agosto de 2011

factores que destruyen al hombre


WoW lei este editorial y me encanto y quería compartirlo con ustedes, las cosas buenas hay que compartirlas con todo el mundo y así pronto será un lugar mejor :D



Gandhi
Juan Valiente *
En 1951 Mahatma Gandhi opinó sobre los factores que destruyen al hombre: la política sin principios, el placer sin compromiso, la riqueza sin trabajo, la sabiduría sin carácter, los negocios sin moral, la ciencia sin humanidad y la oración sin caridad. La semana pasada un amigo publicó en las redes sociales estas lecciones que habían pasado inadvertidas por mí durante toda mi vida y sentí que escondían enseñanzas especiales para momentos como los que ahora vive el país. ¿Qué debemos hacer para enderezar el rumbo?

No nos sirve la política sin principios, pues al no tener asideros da tumbos y avanza según la conveniencia del momento. Desde el punto de vista de la ética, los principios son reglas de conducta que guían la acción de una persona. Los principios son la columna vertebral que da sentido al actuar humano. En el país la nueva forma de hacer política tiene que ver, entre otras cosas, con transparencia, rendición de cuentas, participación ciudadana y equidad. En la medida en que la política se aleje de intereses ocultos, malos manejos y negociaciones debajo de la mesa, la gestión pública avanzará de mejor manera.

Tampoco conviene la riqueza sin trabajo. El hombre debe aprender a cosechar los frutos de su trabajo. Lo que enaltece al hombre es el trabajo, no la riqueza. Debemos trabajar como país en mejorar las oportunidades de trabajo para los que deseen mejorar. No se trata de atacar la riqueza construida con el esfuerzo y trabajo a lo largo de los años. Se trata de permitir que la gran mayoría de nosotros pueda acceder a mejores condiciones laborales y que los que tengan la inquietud de emprendedor puedan desarrollar sus propias iniciativas.

Tampoco necesitamos negocios sin moral. La necesidad de tomar en cuenta otros criterios y no únicamente los financieros es una de las lecciones más importantes de la reciente crisis económica. Las instituciones financieras ocultaron los verdaderos riesgos de los instrumentos que intermediaron y, mientras los inversionistas perdían, los ejecutivos continuaban recetándose jugosos bonos extraordinarios, incluso con el dinero del rescate proporcionado por el gobierno de los Estados Unidos. La única moral que demostraron era su propio interés, a pesar de los riesgos en que pusieron al mundo entero. Negocios así destruyen cualquier país. Necesitamos negocios con visión de responsabilidad social que construyan sostenibilidad y productividad.

Tampoco sirve la ciencia sin humanidad. No cualquier cosa debiera ser permitida en nombre de la ciencia. El fin último de la ciencia es el hombre mismo, su crecimiento, su protección, su salud. No tiene sentido la ciencia cuando no existe dicha vinculación con esos objetivos. Al igual no sirve la sabiduría sin carácter. El conocimiento es beneficioso cuando se usa para el bien. Hay que construir ciencia y sabiduría para beneficio del hombre, a pesar que muchas veces nos dejamos llevar por nuestros prejuicios e ideologías, ignorando precisamente la ciencia y el conocimiento.

También destruye al ser humano el placer sin compromiso. La búsqueda únicamente de la sensualidad deteriora las posibilidades de intimidad y espiritualidad, tan necesarias para la verdadera felicidad. La falta de compromiso con las personas destruye. El placer nutre cuando está vinculado al amor y es el amor lo que genera compromiso, renuncia y entrega. De manera similar daña al ser humano la oración sin caridad, especialmente por falsa. La oración debe ser resultado de una vida llena de caridad. Si no existiera, la oración queda reducida a una práctica beata carente de profundidad y realidad.

Todos los factores que fueron advertidos por Gandhi buscan evitar la superficialidad en la vida. El hombre para alcanzar más altos niveles de plenitud debe avanzar en su humanidad haciéndose más cercano a los hombres, pero manteniendo una buena comunicación y crecimiento espiritual. Todos, pero especialmente aquellos que ocupan posiciones de liderazgo, debemos reflexionar sobre estos temas y darnos el tiempo para meditar sobre lo que tenemos que cambiar.

*Columnista de El Diario de Hoy








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