lunes, 27 de septiembre de 2010

¿Que significa un beso? parte II




Esta semana se publico la segunda parte de lo que significa un beso y no podíamos dejar la publicación inconclusa, así que aquí les dejo con la según parte de este interesante y romántico relato, solo me queda una pregunta… ¿será adecuado robar un beso?...

RELATOS DE
Luis Salazar Retana
¿Qué significa
un beso?
Parte II
Nunca le des un beso a alguien que te lo pida, si te ama de verdad, te lo robará.

Dicho popular.
Descubrió que los besos en la boca son el dipolo que desequilibra las emociones,
el Ying-Yang en pleno desafío, intercambiando las fuerzas interiores
y destruyendo la luz que alumbra los caminos de la felicidad que surgen
de la pureza y la elevación de espíritu.
El beso era la expresión física de lo prohibido, no per sé, sino porque es el ingreso
a la sexualidad, que destruye el enigma de amor, su magia, el excitante
placer de la negación y del rechazo amoroso. En fin, nos perdimos en las oscuras
playas del ocultismo emocional y de nuestra conciencia y yacimos por meses,
en la oscuridad de la indecisión. Pero la carne es fuerte y el espíritu débil.
Un día, entre las flores perfumadas del invierno, en los grises brillantes de
las nubes del Cerro Verde, tomados de la mano, nos encontramos de pronto
frente a frente, ocultos del Universo, rodeados por la niebla densa que
creaba aureolas de colores sobre nuestros cabellos y en un inspirado momento,
bajo la sola mirada de Dios, nos besamos en la boca con pasión; un
beso violento, prolongado, infinito pensé en ese instante, que eliminó filosofías,
hizo pedazos el Ying-Yang, el amor romántico medieval y nos lanzó
por el agujero luminoso de la sexualidad descontrolada, libre, purificadora,
iluminadora y fuimos Uno en la indescifrable e indisoluble trinidad
de la pasión y dos cuerpos entregándose sin límites.
Y entonces comprendimos el enigma del beso. Es el ritual que sella pactos
no dichos, cierra las compuertas de la conciencia, para que dos seres, solos
frente a frente, puedan disfrutar del amor sin los estigmas de lo punitivo
que surge de los atávicos laberintos de nuestra mente educada durante
siglos y siglos en el absurdo concepto de la malignidad del sexo, y solos ante
nuestros orígenes divinos, alcancemos en su dolor invertido el cielo prometido,
el Paraíso deseado, el camino de la eternidad. Alguien me dijo una
vez que el beso es algo que se siente muy bien, pero que se explica muy
mal. Algo entendimos en esa ocasión. El primer beso encierra el germen
de la rendición, de la entrega. Pero es además el camino al Paraíso.
Comprendimos que el enigma de la negación tiene su límite, cuando el
amor es puro, los contextos sociales y compromisos derivados de ellos no
importan, porque el clímax del amores como una tormenta arrolladora que
todo lo borra y purifica, desata las más íntimas fuerzas del espíritu y por
un instante, que dura nada y es eterno al mismo tiempo, nos reunimos en
el hueco de la esencia divina de la que partimos un día.
El beso es la llave que abre las puertas de la eternidad, es el símbolo de la traición
si no existe amor, es el emblema del engaño si no hay sinceridad en la
relación, pero es la única puerta que en este mundo nos conduce hasta el centro
de lamente del ser amado y al centro de nuestra propia verdad. No existe
otro camino, no existe otra ruta, ni placer que se le compare.
Pero esos éxtasis, que eso son, no pueden ser eternos, ni siquiera alcanzar
la duración de una vida, nos aniquilarían, nos enloquecerían y por ello, amigos,
los grandes amores, se guardan por siempre en el corazón, nos acompañan
toda la vida y se diluyen sólo en la muerte. Pero por ello debemos
un día separarnos de ellos, lo querramos o no.
A veces la vida, nos depara el placer y el suplicio de encontrarnos de nuevo.
He encontrado otra vez más, después de años, al amor de mi vida, mi amor
medieval y romántico, mi pozo profundo donde en la oscuridad y en el calor
de sus brazos y la luz de sus ojos de miel, encuentro mi cielo y mi infierno.
Se levantó de la mesa, su rostro inexpresivo nos confundió, pues esperábamos
ver una sonrisa en su rostro.
A veces, dijo en voz muy baja, en ella encuentro el cielo, a veces el infierno.
En ambos me disuelvo y soy feliz, pero en éste último la desesperación
me persigue despiadada, son matices de la felicidad, paradójicos sentimientos
que, a veces, nos atraen con insana insistencia. Mea culpa.
Todos guardamos silencio. En dos semanas había oscilado desde el optimismo
más exacerbado al pesimismo más profundo. Manfredo es un enigma,
a veces luminoso, a veces oscuro y doloroso, pero él se lo ha buscado
con su vida compleja y rica, fascinante a veces y otras, sinuosamente confusa
y opaca. Así le gusta a él…
Creemos, sólo Dios lo sabe, que es un hombre feliz…
FIN

2 comentarios:

  1. me gustó mucho la narracion... es curiosa, la forma de expresarlo llena de adjetivos que evocan otro tipo de sentimientos, de asombro, de una belleza intelectual... estaba bien interesante :) gracias por subirlo!

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  2. Es interesante la lectura, lo escribe con tal sentimiento y pasión que se puede intentar emular lo que él siente, pero es extraño pensar en esas sensaciones; nadie puede saber en realidad lo que siente otra persona, es como cuando en la película un ángel enamorado el ángel que nunca había comido le pide a la protagonista que le describa el sabor de una pera, ¿como se puede describir un sabor, un olor o un sentimiento?, ¿cómo pueden saber que no le están mintiendo o que la realidad de su mundo es diferente al de él?

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